Es la principal causa de muerte de origen cardiovascular. Todos podemos tener algún grado de enfermedad coronaria y de hecho en autopsias en niños ya se encuentran estrías ateroescleróticas.
Los factores de riesgo cardiovascular que favorecen la enfermedad coronaria son la herencia, la hipertensión arterial, el tabaquismo, la dislipidemia, el sobrepeso y la obesidad, el estrés físico y emocional y factores genéticos, nutricionales y ambientales.
Con un adecuado diagnostico por parte de un cardiólogo y un control eficaz y oportuno de estos factores de riesgo, se pueden prevenir y revertir las alteraciones en las arterias coronarias, y evitar la ocurrencia de infarto cardíaco y muerte súbita; además con un óptimo tratamiento de la enfermedad coronaria se pueden evitar otras complicaciones vasculares como los accidentes cerebrales isquémicos o hemorrágicos, daño renal y obstrucciones arteriales a todo nivel. La realización de prueba de esfuerzo y ecocardiograma ponen en evidencia la enfermedad coronaria, y permiten iniciar un tratamiento oportuno.